La Guerra espiritual es un hecho para todo cristiano que se halla en la fe. No es una batalla física, sino una lucha continua contra las fuerzas del mal que intentan desviarnos del objetivo divino en nuestras existencias. La Biblia nos instruye que habitamos en un mundo en el que el adversario está esforzándose incesante para aniquilar la obra de Dios, pero como fieles, poseemos la fuerza y el poder para resistir y triunfar en Cristo.
En este escrito, investigaremos el concepto de la guerra espiritual, su manifestación, y principalmente, cómo podemos combatir de manera eficaz a las fuerzas del mal.
¿Qué es la Guerra espiritual?
La guerra espiritual se refiere a la batalla que los cristianos libran en el terreno espiritual contra las fuerzas oscuras. No se trata de un enfrentamiento con individuos, sino con potencias invisibles, como el diablo, los demonios y sus representantes, que persiguen robar, asesinar y aniquilar (Juan 10:10).
El adversario emplea varias tácticas para atentar nuestra fe, nuestra tranquilidad y nuestra conexión con Dios. Mediante tentaciones, falsedades, distracciones, ataques emocionales y espirituales, busca debilitarnos y desviarnos del objetivo que Dios ha
Como cristianos, no nos encontramos en soledad en esta lucha. Nos ha proporcionado Dios un equipo espiritual para resguardarnos y equiparnos. El libro de Efesios 6:13-17 detalla lo que se denomina la armadura de Dios. Estos son los componentes fundamentales de nuestra protección en la guerra espiritual:
establecido para nosotros.

Como luchar contra las fuerzas del mal
Con el conocimiento de nuestra armadura y las señales de la guerra espiritual, comprendemos cómo podemos combatir de manera efectiva al adversario.
1: Mantenerse Constantes en la Fe
El primer paso hacia la victoria es permanecer constantes en nuestra fe en Cristo. Nos comunica Santiago 4:7: Por lo tanto, someteos a Dios; resistid al diablo, y este escapará de vosotros. Nuestra resistencia se fundamenta en nuestra conexión con Dios y en el poder que Él nos ha confiado.
2. Despojarse de las Mentiras del Entemorado
El diablo es el «progenitor de la falsedad» (Juan 8:44), y su principal estrategia es infundir incertidumbre en nuestro pensamiento acerca de lo que Dios ha declarado. Cuando surjan ideas de desolación o desaliento, debemos enfrentarlas con la verdad de la Palabra de Dios.